lunes, 20 de noviembre de 2017

CON LA VARA QUE MIDAS, SERÁS MEDIDO

Resulta que este refrán ampliamente conocido en particular oculta en ella una gran verdad,
es fácilmente comprendido pues significa que el juzgar a alguien traerá a ti ser juzgado.
Si analizamos esto a profundidad, desde el punto de vista previamente explicado en el cual TODOS SOMOS UNO, sencillamente No existen otros, somos un entramado de conciencia que incluye la creación de algunos personajes manifiestos en ella misma, tal cual como un sueño muy real que ocurre sólo en tu conciencia y todo en el es parte de ti, es tan absurdo como juzgar cualquier cosa en tu sueño, pues todo en el existe y nace de ti. Juzgar lo que sea, una persona, una situación, un conflicto, una sensación, un sentimiento, etc... es lo que produce que desde su ilimitado potencial se manifieste de una u otra manera. Todo tiene el potencial de agradarte, todo tiene el potencial de brindarte autodescubrimiento, crecimiento, introspección... pues todo proviene de ti para ti. Perdona fácil, ama, ríe, disfruta...

Desprogramar el juzgador automático que por años hemos instalado como sistema de "defensa" ó como proveedor de alimento para el Ego (que no deja de ser ilusorio), es uno de los pasos al despertar. El simple hecho de volverte consciente de la existencia de este programa te permite capturar al Ego cada vez que lo utiliza, incluso te da el poder de a través de otros programas como el Ho'oponopono en el cual Tú eres 100% responsable de tu universo manifiesto.
Ir generando este grado de introspección, permite que derribes
uno por uno los muros de las creencias limitantes que te mantienen en la rueda del sufrimiento (tambien ilusorio), y te reencuentres con tu verdadero Yo Soy. Reirás a carcajadas cada vez que descubras al Ego dirigiendo cualquier tipo de juicio hacia alguna persona, como frente a cualquier travesura de un niño, nacerá de ti la compasion hacia "el personaje/ego" con el cual antes te identificabas y transcenderás todas sus limitaciones con el gozo divino de lo absoluto.  
De ahi nace la frase de mistico sufí Rumi:




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